Este ciclo sinfónico tenía como director de orquesta a Eliahu Inbal y las voces de soprano, mezzosoprano, tenores y bajo las interpretaban Christine Brewer, Catherine Wyn-Rogers, José Ferrero, Andreas Conrad y Albert Dohmen; respectivamente.
La finalidad de acudir a este evento era comprobar y admirar con nuestros propios ojos el mundo de la orquesta. Especialmente la colocación de los instrumentos de la misma, y los puntos clave que nuestro profesor dijo que sucederían en ella; como el saludo del concertino, la afinación de los instrumentos, el papel del director...
Las entradas que sacamos para acudir a ver la orquesta fueron las de tribuna, situadas detrás de la orquesta; por lo que durante el evento teníamos de cara al director y los músicos nos daban la espalda. Sin embargo, desde esta posición pudimos apreciar la colocación de todos los intrumentos, los cuales, efectivamente, coincidían con lo establecido y ya expuesto en la primera pestaña de este blog. Adjunto ahora una fotografía de mi entrada al evento:
La obra a la que acudimos era una obra del famoso compositor Arnold Schönberg (1874-1951) denominada Gurrelieder (canciones de Gurre), para solistas, coro y orquesta. (Poema de Jens Peter Jacobsen (1874-1885)).
La obra se dividió en dos partes, una Primera parte de duración aproximada de unos 65 minutos, que constaba de la primera y segunda parte; y una Segunda parte de 43 minutos en la se interpretó la tercera parte de la obra. Entre ellas hubo un descanso de 20 minutos.
Todo esto y más información detallada aparece en el programa de la obra que repartieron nada más ocupar nuestros asientos en la sala:
Este concierto de Orquesta y coro nacionales de España estaba dentro de un enorme ciclo sinfónico de distintas obras en distintas fechas. Esta temporada del año 14/15 es titulada 'REVOLUCIONES'.
Antes de acudir a ver la orquesta anotamos los diferentes puntos en los que debíamos prestar especial atención, entre ellos se encontraban los siguientes:
-Correcta colocación de los instrumentos de la orquesta siguiendo el modelo establecido.
-Puntualidad a la hora de empezar y observar que durante la actuación nadie entraba en la sala.
-Saludo del director de orquesta al concertino y la correcta colocación de éste en la orquesta.
-Afinación de todos los instrumentos a partir de la nota 'la' proporcionada por el oboe.
-Reconocer el número de músicos contando los atriles y multiplicándolo por dos, ya que cada atril es compartido por dos músicos.
Efectivamente, tras comprobar todo esto y observar como se cumplía adecuadamente también debo resaltar aspectos que llamaron mi atención. El director de la orquesta cuando apareció y al finalizar la obra también dio la mano tanto al concertino, que en este caso era una mujer, como a su compañero de atril. Saludó por lo tanto a dos músicos.
En cuanto al número de músicos nos costó contar con exactitud el número de atriles ya que había más de 100, por lo que deducimos que había más de 200 músicos, quizás entre 250 y 300, lo que desde mi punto de vista es algo extraordinario. La verdad que jamás imaginé tantos músicos.
Me gustó comprobar con mis propios ojos la afinación de los instrumentos desde que el oboe emitió su nota 'la'.
En definitiva, me gustó comprobar que toda la teoría se llevaba a la práctica de manera exacta y adecuada. Comparto con el profesor de esta materia la idea de que vivir esta experiencia en primera persona es mucho más enriquecedor que toda la teoría que te puedan aportar los libros. Fue para mi una experiencia nueva visitar la sala sinfónica del auditorio nacional y desde luego a partir de ese día ha sido una recomendación para familiares y amigos que no acostumbran a acudir a esta clase de actos.
A continuación adjunto algunas fotografías que pudimos hacer del escenario y de la sala;
